Era un día, posiblemente como cualquier otro para aquel pobre discapacitado de más de 40 años. Como cada mañana, fue puesto a la puerta del templo «la Hermosa» para pedir limosna. Seguramente aquel hombre no podía ni imaginar lo que iba a vivir y experimentar aquel bendito día, cuando Dios le salió al encuentro. Hechos 4:1-4.
Escuchar