El Sanedrín reconoció que aquellos dos paletos sin letras (Pedro y Juan) tenían un denuedo, un algo indefinible que les confería autoridad al hablar. ¿Cuál era la fuente de aquella autoridad que emanaba de sus palabras? ¿Cómo era posible que quienes unos días antes habían huído atemorizados, ahora hablasen sin temor ante quienes habían dado sentencia de muerte a su Maestro? Hechos 4:9-23.
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