Jesús acaba de ser rechazado por sus vecinos y aquellos que le han conocido desde la niñez. Pero Él no se queda triste y deprimido al comprobar la falta de fe de sus paisanos. Más bien todo lo contrario, ve más urgente aun seguir con su labor. En seguida sale de allí y continúa enseñando y sanando por las aldeas cercanas. Pero además cambia su estrategia en la extensión del Reino al enviar a los discípulos para que lleven la Palabra de salvación a un mundo por el que siente una indecible compasión. Marcos 6:6b-13.