La idolatría es uno de los pecados más groseros en los que puede caer el ser humano, de hecho, aparece al principio del Decálogo que Dios le entregó a Moisés, tras el primer mandamiento de honrar solo a Dios sobre todas las cosas. Pablo en Listra, y luego en Atenas se enardecía al ver a las multitudes entregadas a este terrible pecado. Hechos 14:8-20.
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