El tema que hoy abordamos es especialmente delicado, tanto en nuestro tiempo, como en tiempos de Jesús. Los fariseos llegaron una vez más con una pregunta para tentar al Maestro. Claramente no buscaban luz, en realidad ellos buscaban sangre. Por este mismo asunto, Juan el Bautista había sido decapitado un tiempo antes. Así que la intención era bien evidente. Y es que la verdad suele incomodar a muchos, especialmente a los poderosos. ¿Estaremos nosotros dispuestos a escuchar la verdad, y aun más, a aceptarla y obedecerla? Marcos 10:1-12.
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