Escuchar

La profecía que Dios entregó al profeta Joel comenzó a ocurrir el día de Pentecostés. Desde entonces, Dios no ha cesado de derramar su Espíritu sobre todo su pueblo; no solo sobre algunas personas específicas, sino sobre todos sus hijos/as. Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. Y recibiréis el don del Espíritu Santo. Hechos 2:1-6, 12-41.