Si nunca te has sentido trastornado, descolocado o confundido por los tratos de Jesús contigo, tal vez sea porque el Cristo en el que has creído sea un «cristo domesticado». Pero en el texto que hoy analizamos volvemos a encontrarnos con un Cristo (Dios-hombre) sin domesticar que escandaliza a los «santos» de su época. Jesús es un escándalo para el corazón lleno de religión y vacío del Dios vivo. (Marcos 2:18-22)
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