Es conocido el pasaje en el que Santiago habla del poder de la lengua. El apóstol llega a afirmar que ésta «contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.» El profeta Malaquías nos recuerda la importancia de las cosas de decimos, y más aun, las que pensamos aunque no las digamos. Malaquías 3:6-12.
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