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Las acciones en el presente tienen su recompensa en el futuro. La enseñanza de los hijos es responsabilidad exclusiva de sus padres. El sabio libro de Proverbios nos dice: «Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma» (Proverbios 29:17). La corrección y la disciplina nunca resultan atractivas, pero a la larga dan un fruto dulce que conforta y alienta nuestra almas. No en vano dice el refranero: «El arbolito, desde chiquito».