La religión es una pesada losa que nos roba el gozo y nos convierte en personas amargadas. Siempre tenemos que estar luchando con esta tendencia tan humana de caer en una práctica meramente religiosa de la fe. Pero la verdadera vida cristiana no tiene nada que ver con un sin fin de regulaciones que debemos cumplir para llegar a buen puerto. Jesús nos lo deja bien claro en el pasaje que hoy analizamos. (Marcos 2:23 – 3:6)
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