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Todos, sin excepción, buscamos la felicidad. ¿Quién no quiere vivir lleno de alegría y gozo? Es lógico, es normal, es lo habitual en una persona sana que busque la felicidad. La clave está en dónde buscamos. En el pasaje de hoy veremos que la fe sin obediencia no es fe en absoluto, porque cuando Dios habla, sus hijos obedecen lo que Él ha dicho. Salmo 1.