PARA MÍ EL VIVIR ES CRISTO 2

Continuamos hoy examinado la vida del apóstol Pablo y en especial sus palabras tan conocidas y repetidas, aunque muchas veces mal interpretadas. «Para mí el vivir es Cristo». Hay pequeñas cosas que pueden parecer sin importancia pero que son señales, indicadores que muestran cómo está nuestro corazón, lo que realmente hay en el fondo del mismo. Cómo invertimos nuestro tiempo y nuestro dinero, qué cosas nos traen felicidad, lo que nos conforta, lo que nos molesta, lo que no podemos soportar, lo que anhelamos. Todas estas cosas revelan a lo que le damos importancia y a lo que no. Se nos llena la boca diciendo: “El Señor se lo merece todo”, o “el Señor me pide más”, entonces, ¿por qué no se lo das? Comienza a andar, empieza a tomar decisiones, no lo dejes para más adelante, no apagues al Espíritu si te está mostrando algunas cosas, y empieza a actuar, a tomar resoluciones. No lo dejes para mañana, eso es un engaño del enemigo, Dios dice HOY. Filipenses 1:12-26.

PARA MÍ EL VIVIR ES CRISTO 1

El apóstol Pablo está preso por causa de Cristo y el Evangelio cuando escribe su carta a los Filipenses. A pesar de tan triste estado, Pablo está lleno de gozo al comprobar que el Evangelio está siendo compartido y llegando a muchos, incluso a la guardia pretoriana. Él ha experimentado que Jesús es su gran tesoro y eso, ni la cárcel, ni los azotes, ni la enfermedad, ni ninguna otra desgracia se lo pueden arrebatar. ¿Y tú, qué es lo que te ilusiona? ¿Qué es lo que le da sentido a tu vida? ¿Te has parado alguna vez a considerar seriamente qué es lo que te motiva a vivir? ¿Dónde está tu vida, dónde tu mayor tesoro? Filipenses 1:12-26.

JESÚS, EL DESEADO DE LAS NACIONES

En el pasaje de la epístola a los filipenses que estudiamos hoy, podemos encontrar nuestra identidad como pueblo de Dios. Pablo nos hace dos llamados al principio del mismo: gozaos y guardaos. Desgraciadamente en el mundo globalizado en el que vivimos es muy fácil caer en manos de «malos obreros» o gente que enseña doctrinas totalmente apartadas de la pureza del Evangelio original. Dios, por boca del «apóstol a los gentiles» nos zarandea cariñosamente para recordarnos la importancia de permanecer en el único y verdadero Evangelio entregado por Jesús mismo a sus apóstoles. Filipenses 3:1-14.

COMPLETAD MI GOZO

El apóstol Pablo escribe esta carta a los hermanos de la iglesia en Filipos desde la cárcel en Roma. Esta carta es conocida como «la carta del gozo», precisamente un gozo que no depende de las circunstancias que Pablo estaba experimentando en ese momento, porque él está cimentado en una realidad espiritual que domina toda su vida. Pablo se sabía a salvo en Cristo, algo que no cambia a pesar de los vaivenes de nuestro corazón inconstante. Su argumento aquí es que si hay alguna consolación en Cristo, eso nos debe conducir inexorablemente a vivir como es digno del Evangelio. Filipenses 2:1-11.

REGOCIJAOS EN EL SEÑOR SIEMPRE

Toda persona tiene un deseo intenso de ser feliz. El mundo que nos rodea aprovecha esta sed para vendernos sus productos como necesarios para tal fin. Pero, la verdadera necesidad que tenemos como hombres, como mujeres, como creación de Dios, es Dios mismo.

COMO ES DIGNO DEL EVANGELIO

Dios, en su infinita sabiduría y soberanía ha decidido ligar su gloria a nuestra manera de vivir. Por esa razón nuestros actos en el diario vivir son de suma importancia en el avance del Reino de Dios. La Palabra nos llama a vivir como es digno del Evangelio y este llamado tiene una triple dimensión:
1. Estar firmes en la fe.
2. Combatir por el Evangelio.
3. Sufrir por Cristo.
Filipenses 1:27-30

CONTENTAMIENTO

Todos corremos en busca de la felicidad como si pudiéramos controlar los problemas y situaciones difíciles de la vida. En nuestra soberbia creemos que podemos evitarlos, pero la cruda realidad se encarga de destruir esa quimera a cada paso que damos. El apóstol Pablo, sin embargo, nos propone un cambio en nuestra manera de pensar y de actuar que sí cambiaría nuestras vidas de manera radical. Filipenses 4:10-20.

UN LLAMADO A LA UNIDAD 2

Jesús no dijo de sí mismo, aprended de mí a caminar sobre el mar. Tampoco dijo, aprended de mí a sanar enfermos. Nunca lo escuchamos decir, aprended de mí a calmar la tormenta. Ni le oímos decir, aprended de mí a multiplicar la comida. No, Jesús nunca dijo nada semejante. Lo que sí dijo fue, «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». Jesucristo es nuestro referente y nos muestra un camino muy superior al que nos enseña el mundo. Filipenses 2:1-11.

UN LLAMADO A LA UNIDAD

«En el mundo tendréis aflicción» – afirmó el Señor. Y esto lo dijo, no solo para prevenirnos, sino para que tuviésemos paz. El mismo apóstol Pablo que escribió a los filipenses, lo hizo estando encarcelado y sufriendo por causa de Cristo. Precisamente eso evidencia que no somos de este mundo. Todo esto es normal y lógico. Lo verdaderamente triste y trágico es cuando las dificultades y los problemas vienen de dentro, de la propia iglesia. Filipenses 1:21-2:11.

SEÑALES DE VIDA, RAZONES PARA CONFIAR

A pesar de estar retenido en una cárcel romana, Pablo escribe esta carta que es, posiblemente, la más entusiasta de todas las que escribió. Pablo se «viene arriba» al acordarse de la iglesia de Filipos, porque está seguro, persuadido de una verdad deslumbrante que inunda su corazón de gozo hasta rebosar. ¿Cuál es esa verdad tan sujestiva? «El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.»