EN CASA DEL ALFARERO
Dios envía al profeta Jeremías a casa del alfarero para oír sus palabras. Allí ve cómo el alfarero trabajaba sobre la rueda haciendo una vasija de barro que se echó a perder. Pero, el alfarero vuelve a hacer una nueva vasija, según le pareció mejor hacerla. En este texto vemos como toda consolación comienza escuchando la Palabra de Dios; vemos que Dios está manos a la obra, en su providencia, trabajando con su pueblo, haciendo su voluntad; y aun cuando pudiera parecer que la obra de Dios con su pueblo se echa a perder a causa del pecado, Dios lo usa para hacer algo mejor. Jeremías 18.1-6