¿HASTA CUÁNDO?

¿Le has preguntado alguna vez al Señor «hasta cuándo»? Esta pregunta puede salir de un corazón resentido y amargado, pero también lo puede hacer de uno que está confiando en Dios pero que desfallece por momentos. Esta fue la experiencia del rey David en el salmo que hoy analizamos. Y también fue la experiencia de muchos otros hombres de Dios  que vivieron momentos de tristeza, dolor y zozobra. Curiosamente un tercio de los salmos son lamentos y sin embargo en ellos millones de creyentes a lo largo de miles de años han encontrado alivio y nuevas fuerzas. Hoy descubriremos con David como pasar del llanto al canto. Salmo 13:1-6.

FORTALEZA

Una de las virtudes que se requiere para vivir la hora presente es vigor, fortaleza del alma. Somos parte de una generación débil, blanda, acomodaticia, suave, un tanto mimada. Pero más concretamente somos parte de una cristiandad aburguesada, acomodada en la que no es común ver a alguien clamando, llorando y suspirando por las cumbres espirituales. En nuestro texto David dice que Dios lo fortaleció con vigor en su ser interior. Si tuvo que ser fortalecido es porque estaba débil. Su llamado era alto, pero su espíritu estaba vulnerable. No le faltaba conocimiento, sino ímpetu, fuerzas para ser santo. Hay así muchos en medio del pueblo de Dios. Personas que saben que hay una vida eterna, que es verdad, que hay un Dios que es amor y que nos invita, que Jesucristo basta, pero no terminan de lanzarse allí, se imaginan ascendiendo a nuevas cumbres en su relación con Dios pero les da pereza, desisten, les asusta la cuesta.
Salmo 138:3

BIENAVENTURADOS LOS QUE TIENEN EN TI SUS FUERZAS

Continuamos analizando las bienaventuranzas que aparecen en el Salmo 84, hoy en los versículos 5 al 7. La imagen que se nos presenta aquí es la de los peregrinos que van hacia Sion, el lugar de la morada de Dios. La Palabra inspirada nos habla del hecho de que los que han nacido de nuevo, los que le aman, los que esperan su venida somos extranjeros y peregrinos en esta tierra hasta que alcanzamos nuestra patria definitiva. Por eso, no anclamos nuestras esperanzas definitivas aquí, porque buscamos la Ciudad de Dios. Salmo 84:5-7.

BIENAVENTURADOS LOS QUE HABITAN EN TU CASA

El Salmo 84 es uno de los más leídos y queridos de la Biblia. Los creyentes que a lo largo de la historia han encontrado en él aliento, fortaleza y consuelo son innumerables. Hoy entramos a considerar una de las tres bienaventuranzas que aparecen en este canto. Hay verdades profundas en ella que necesitamos analizar y aprehender. ¿Eres tú, soy yo Iglesia? ¿Qué es, dónde está la Casa del Señor?

FUERA DE TI NADA DESEO EN LA TIERRA

Una de las razones por las que sentimos ansiedad es por la mundanalidad, porque amamos las cosas creadas por encima del Creador. En el salmo 73 encontramos a un hombre que reconoce que en Dios se encuentra su más alto bien, pero antes de llegar a este punto, el salmista recorrió un peregrinaje en el que dudó de Dios, de su bondad, y en el que casi perdió la fe. Salmo 73.

CONOZCAN LAS NACIONES QUE NO SON SINO HOMBRES

La pandemia mundial que estamos viviendo por el Covid-19 nos trae de vuelta a la realidad de nuestra fragilidad como seres humanos finitos. La soberbia de la humanidad en el siglo XXI ha sido fuertemente golpeada por un pequeño agente invisible que está haciendo que muchos caigan de su vanagloria. No somos tan grandes, tan fuertes, ni tan sabios como muchas veces nos creemos. Nos hacía falta un baño de humildad. Salmo 9:19-20.

UN SALMO EN LA EPIDEMIA

Enfrentamos un tiempo de zozobra y temor a nivel mundial por la pandemia del COVID-19, pero cada hijo de Dios tiene confianza también en estos momentos de dificultad. Nuestro Dios sigue estando en su trono y controla cada detalle de nuestras vidas. Este es un pensamiento que llena nuestros corazones de seguridad y esperanza en momentos oscuros como los que vivimos hoy. Digamos con el salmista «Confiaré, porque Él ha conocido mi nombre.» Salmo 91:1-2.

BIENAVENTURADO EL QUE AMA LAS MORADAS DE DIOS

Los salmos han sido durante siglos el manantial del que han bebido innumerables hijos de Dios porque en ellos se expresan los más profundos anhelos del alma humana. Hoy analizamos el 84, un salmo del peregrino, que se solía entonar durante el viaje a Jerusalén para asistir a alguna de las festividades sagradas. Salmo 84.

A TI ORARÉ

El escritor de este salmo es un hombre cargado, un hombre en angustia, un hombre que está pasando por el valle de sombra y de muerte. Nuestra naturaleza pecadora nos lleva a actuar de manera frenética, corriendo de un lado para otro para intentar solucionar los problemas que nos angustian con nuestras propias fuerzas y destrezas. Sin embargo, este hombre que ya ha sido curtido en mil batallas, sabe muy bien lo que hay que hacer en momentos como este. Salmo 5:1-3.