LA ORACIÓN MÁS SUBLIME 7

Concluimos hoy esta serie basada en la oración sacerdotal de Jesús en favor de su pueblo. Las personas fuimos diseñadas para el placer y la felicidad, pero parece que estos son bastante esquivos. En lo más profundo de cada ser humano existe un ansia de significado y de plenitud que siempre nos hace sentir insatisfechos. Pero, ¿existe la felicidad completa? Y si existe, ¿podremos alguna vez alcanzarla? Hoy analizamos la última petición que hace Jesús en su oración. Petición que encierra un profundo y transformador mensaje para cada uno de nosotros. Juan 17:24

LA ORACIÓN MÁS SUBLIME 6

Seguimos hoy estudiando la tercera petición que realiza Jesús en su oración sacerdotal, la relacionada con la unidad de su Iglesia. En el mensaje anterior entramos a considerar cinco aspectos de esta unidad: su naturaleza, el motor de la misma, su extensión, el fundamento que la sustenta y su manifestación. Hoy veremos tres aspectos más de la misma, a saber, su desarrollo, su propósito y su permanencia. Además también analizamos qué tres pecados son los que atentan más frontalmente contra la unidad que debemos guardar y proteger. Juan 17:20-23.

LA ORACIÓN MÁS SUBLIME 5

Continuamos analizando la oración de Jesús en Getsemaní y nos adentramos hoy en su tercera petición – que sean uno -. Estudiaremos ocho aspectos de esta petición, pero hoy solo veremos los cinco primeros. ¿Cuál es la naturaleza de la unidad que Jesús solicita? ¿Cuál es el motor que la impulsa? ¿Qué extensión abarca esa unidad? ¿Cuál es el fundamento sobre la que se sustenta? ¿Qué manifestación podemos observar en esa unidad solicitada por el Hijo al Padre en esta oración sacerdotal? Las respuestas a estas preguntas tienen poderosas implicaciones para nuestra fe y nuestra vivencia diarias. Juan 17:20-23.

LA ORACIÓN MÁS SUBLIME 4

Jesús continúa su oración al Padre en favor de sus discípulos pidiendo que Él los guarde del mal y del maligno. Efectivamente se acercaba la hora de su muerte y los discípulos iban a ser zarandeados como el trigo. Todos vivimos momentos en los que nuestra fe es probada y hasta el atrevido Pedro tuvo que sufrir en carne propia el dolor de haber negado a Jesús en el momento más crítico. Por eso este nos advierte en su primera carta que «vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar». Pero Jesús ora que el Padre los guarde en su Nombre. Juan 17:9-15.

LA ORACIÓN MÁS SUBLIME 3

Entramos hoy a analizar con detalle las palabras de Jesús en su oración cuando dijo: «Santifícalos en tu Verdad, tu Palabra es Verdad.» En primer lugar veremos lo que quiere decir que seamos «santificados». Este término tiene varias acepciones que son aplicables aquí. Después seguiremos analizando quién es el que nos santifica. Finalmente abordaremos el cómo somos santificados y qué papel nos toca a nosotros en todo este proceso. Juan 17:17-19.

LA ORACIÓN MÁS SUBLIME 2

Hoy nos centramos en el objeto de la oración de Jesús cuando dijo «ruego por ellos». ¿Quiénes son estos ellos que Jesús contrapone claramente con el resto del mundo? Aquellos que el Padre escogió desde antes de la fundación del mundo para entregarlos a su Hijo. Jesús oró con voz audible para que los discípulos pudieran oírle y así estar preparados para los acontecimientos que estaban por venir. Estos «ellos» serán una señal al mundo, como un rastro, una huella, un indicio que testifica al mundo glorificando así al Padre. Juan 17:1-26.

LA ORACIÓN MÁS SUBLIME 1

Jesús acaba de tomar su última cena, la cena pascual, con sus discípulos. Tras la comida se dirige con ellos a un lugar para orar por sí mismo, por ellos y por nosotros. Al comenzar su oración, nos dice Juan en su Evangelio, Jesús levanta la vista al cielo. Con ello el cuerpo se alinea con su alma, que está también levantada hacia el Padre celestial. Y es que en la oración, todo es importante, pero especialmente la actitud del corazón. En esta primera parte de la oración que hoy analizamos, Jesús presenta un informe de su obra y a continuación presenta un ruego al Padre. Juan 17:1-6.