RECUPERANDO LO PERDIDO

Cuando apartamos nuestra mirada del Señor y comenzamos a intentar dirigir nuestras vidas con la «sabiduría del mundo», es muy habitual que acudamos a refugios que no nos pueden proteger. Esto fue lo que vivió David en el pasaje que hoy examinamos. El rey Saúl lo buscaba para matarlo y él dejó que un temor anidara en su corazón. David llevaba años huyendo de Saúl y pensó que más tarde o más temprano el rey acabaría matándolo. Así decidió exiliarse y se fue a vivir con los filisteos, los enemigos del pueblo de Dios. La experiencia que él y sus seiscientos hombres vivieron fue una de las más amargas de su vida. Nosotros también, caemos a menudo en este error que nos conduce a indecibles sufrimientos y angustias. ¿Habrá alguna manera de recuperar lo que hemos perdido? 1 Samuel 30:1-31.

UNA ORACIÓN POR AVIVAMIENTO

El profeta Isaías hace, en el pasaje que hoy abordamos, una honesta, sincera y transparente confesión de pecado. Isaías reconoce que Israel está en ruinas y no es culpa de Dios. Él es bueno, salió en ayuda de los que le tenían en cuenta. Si hoy el pueblo sufre, no es por culpa de Dios, porque Él bendice a los que le buscan, Él bendice a los que andan delante de Él. Dios quiere bendecir, hacer proezas. Si Jerusalén está en ruinas es porque el pueblo no se ha acordado de Dios, porque no se han alegrado en sus misericordias. Si hoy estamos con un corazón reseco no es culpa de Dios sino nuestra. Por eso la actitud correcta delante de Dios es reconocer clara, abierta y sinceramente nuestra falta de celo, nuestra frialdad y apatía. Si así lo hacemos pronto comprobaremos que Dios atiende al humilde. Isaías 64:4-7.

LA CONTIENDA POR LA FE 6

Concluimos hoy esta serie de mensajes basados en la carta de Judas en la que se nos insta a luchar con valentía y tesón por la fe una vez dada a los creyentes. La doxología o palabras finales de esta carta constituyen un broche de oro a todos los consejos que se nos dan en la misma. Judas prorrumpe en una exaltada alabanza al único Dios verdadero en estas palabras finales y las precede con una promesa que llena su pecho y el nuestro de un profundo gozo y agradecimiento. Ese poderoso y único Dios puede y quiere guardarnos y preservarnos para que lleguemos hasta su presencia con gran alegría. ¡Bendito sea su glorioso Nombre! Judas 1:24-25.

LA CONTIENDA POR LA FE 5

En este nuevo mensaje basado en esta epístola descubrimos cuáles son los rasgos principales de los falsos maestros de los cuales nos previene Judas. Él los llama «soñadores» porque se imaginan que son unos súper apóstoles que han recibido una mayor y mejor revelación de Dios. Debemos aprender a reconocerlos porque, desgraciadamente, no solo existían en el tiempo en que Judas escribió esta carta, sino que también abundan hoy en día de muchas iglesias. Son alucinados que extravían a los más débiles en la fe. Aquí Judas los acusa de tres pecados: mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de los poderes superiores. Haríamos bien en estar preparados para enfrentar a estos falsos hermanos que se introducen en las iglesias. Judas 1:4-11.

LA CONTIENDA POR LA FE 4

Cuando una iglesia no combate con ardor por la pureza de la doctrina y por la pureza de su testimonio, en muy poco tiempo esa iglesia habrá perdido por completo su capacidad de ser sal y luz, y por lo tanto, habrá dejado de ser una auténtica iglesia en el sentido bíblico de la misma. Siempre tenemos y tendremos la necesidad de estar combatiendo por la pureza de la fe. Judas hace referencia al final del texto que estudiamos a tres grupos de personas en la iglesia. Hoy veremos cómo debemos relacionarnos con estos tres grupos de individuos. ¿Es la duda pecado? ¿Cómo debemos tratar con aquellos que ya han sido contaminados con falsas doctrinas? ¿Y con los contumaces que se han apartado de la pureza del Evangelio y están contaminando también a otros? ¿Está el amor reñido con la disciplina?
Judas 1:17-23

LA CONTIENDA POR LA FE 3

En este tercer mensaje de esta serie hoy analizaremos la tercera exhortación que nos hace Judas en nuestra batalla por la fe. La esperanza, de la que se nos habla aquí, es esa virtud sobrenatural que el Espíritu Santo implanta en el corazón por la cual el cristiano aguarda todo lo bueno de la promesa que todavía no ha recibido en plenitud. La esperanza cristiana no es el simple deseo de que algo bueno suceda, no es pensar en algo positivo. La esperanza está preñada de certeza, es la fe mirando por la ventana con anhelo, con confianza, con una paciencia firme. La vida cristiana está configurada para ser vivida en la espera del día en que nuestro Señor nos conceda, en su misericordia, la plena posesión de las bendiciones que Dios ha preparado para los que aman.
Judas 1:3-4; 17-23

EL HIJO-DESCANSO

Lamec, el padre de Noé profetizó que su hijo traería descanso al mundo de su tiempo que estaba lleno de violencia, injusticia y toda impiedad. Y Dios ciertamente trajo descanso a la tierra erradicando todo mal de ella en los tiempos de Noé. Pero él no sería quien traería el auténtico, definitivo y real descanso a este mundo que vuelve a estar lleno de violencia, injusticia y toda impiedad. Hay Otro, que trae y traerá el descanso total y definitivo que erradicará todo lo malo, todo lo injusto, todo lo que desagrada a Dios. Hay un único Hijo que será Consuelo y Descanso para millones de almas cansadas y trabajadas. Génesis 5:28-32.

LA CONTIENDA POR LA FE 2

Judas nos llama en esta carta a ser amorosamente intolerantes con todo aquello que atente contra la verdad del Evangelio. Hoy entraremos a considerar dos exhortaciones que se nos hace en esta carta en nuestra lucha por la fe. Por un lado a recordar las advertencias que ya hemos recibido de que habría falsos maestros que saldrían de nosotros mismos. Y por otro lado a custodiar la verdadera fe en nuestra propia alma edificándola y orando en el Espíritu Santo. Judas 1:3-4, 17-23.

LA CONTIENDA POR LA FE 1

Los absolutos están mal vistos en nuestro mundo actual. El dogmatismo tiene mala prensa y si alguien te tilda de fanático ya estás estigmatizado para siempre a ojos de esa persona. Sin embargo, la fe cristiana histórica es dogmática porque lo que creemos y vivimos es la Verdad (con mayúscula) que nos ha sido entregada por Dios mismo y, por lo tanto, es intolerante ante el error y la falsedad. Dios llama hoy a su Iglesia a ser santamente intolerantes y a combatir ardientemente por la fe que nos fue dada. Judas 1:1-4.

DAME SABIDURÍA

Vivimos en un mundo totalmente desnortado que camina acelerada y descuidadamente hacia su propia destrucción. Como creyentes necesitamos abundancia de sabiduría para vivir de manera correcta (como Dios manda) en este mundo caótico. Pero, ¿qué es la sabiduría? Fuimos creados con un fin, una meta, un propósito y no podemos ser felices ni alcanzar la plenitud si nos desviamos de ese fin para el cual estamos diseñados.
Santiago 1:2-5