LAS EXCELENCIAS DEL HIJO

Los cuatro primeros versículos de la Carta a los Hebreos son un breve compendio de todas las verdades que van a ir siendo expuestas posteriormente en la misma. El ser humano ha intentado a lo largo de toda la Historia conectar con la Divinidad. Todas la religiones que existen y todas las que ya se han extinguido trataban precisamente de comunicarse con ese Otro superior que el ser humano intuye que está más allá, pero que actúa aquí, entre nosotros. Pero la grandeza de nuestro texto está en que ha sido ese Dios lejano que intuíamos desde el principio, quien se nos ha acercado y nos ha hablado. Y lo ha hecho muchas veces y de muchas maneras distintas a través de los profetas. Y finalmente Él mismo se nos acercó lo más cerca que se podía estar, al tomar cuerpo humano y venir en la forma de un hombre, como uno de  nosotros.
Hebreos 1:1-4

CRISTO RESUCITADO, FUNDAMENTO DE NUESTRA FE

Hoy trataremos una de las doctrinas centrales del Evangelio, uno de los pilares fundamentales de nuestra fe que es la doctrina de la resurrección de Jesucristo. Para ello nos vamos a centrar en el capítulo quince de la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios. La ciudad de Corinto era una de las más importantes de la antigua Grecia donde vivían y se reunían las grandes mentes del momento, filósofos, pensadores, artistas, matemáticos y literatos. Predominaban por entonces dos tipos de filosofías o cosmovisiones. Por un lado los epicúreos creían que el propósito de la vida era disfrutar, encontrar el mayor placer posible, lo que solía terminar en borracheras y orgías. Por otro lado estaban los platonistas, quienes consideraban que el alma era inmortal y el cuerpo era como una cárcel para el alma, así que lo que debíamos anhelar era liberarnos del cuerpo. Pablo se enfrenta a ambas visiones erróneas presentando la verdad liberadora de la resurrección. 1 Corintios 15.

DE LA MÁS DENSA OSCURIDAD HACIA LA LUZ MÁS GLORIOSA

Acompáñanos hoy en un camino que te proponemos desde la oscuridad más profunda hasta llegar a la luz más gloriosa del Evangelio. Nuestro hermano Ismael nos servirá de guía en este apasionante viaje centrado en las últimas horas de Jesús en su ministerio terrenal. En medio de la más densa oscuridad se pudo ir un grito desde la cruz. Jesús fue crucificado a las nueve de la mañana del viernes, a las doce del mediodía el cielo se oscureció como vistiéndose de luto y así permaneció hasta las tres de la tarde, hora en la que Jesús expiró. Pero la pregunta es, ¿a qué se debieron estas tinieblas? ¿Cuál fue el motivo de esa oscuridad?
Marcos 15:33-47.

CRISTO, EL DIOS HOMBRE

Dentro de la fe cristiana hay un conjunto de creencias (doctrinas) que se consideran básicas y fundamentales para que esa fe sea realmente tenida por auténticamente cristiana. Hoy, de la mano de nuestro hermano Will Graham nos adentramos en una de esas doctrinas capitales de nuestra fe, la doctrina de Jesucristo, el Dios-Hombre. Ya en el siglo I fue atacada por varias corrientes de pensamiento y filosofías, especialmente desde el mundo helénico. El apóstol Juan escribió su primera epístola con la intención clara de refutar esas corrientes heréticas y dejar bien establecido quién es y cuál es la función de Jesús, la segunda Persona de la Trinidad que tomó cuerpo humano y vivió entre nosotros durante 33 años.
1 Juan 1:1-4