ME GLORÍO EN MI DEBILIDAD 2

Todos intentamos esconder nuestras debilidades y exaltar nuestras fortalezas reales o supuestas. El orgullo que alberga nuestra alma nos lleva a esta conducta que es totalmente contraria al espíritu cristiano. Pablo en cambio, es muy consciente de su debilidad y nos invita caminar en fe en nuestras debilidades. Él ha llegado a comprender que su debilidad es la plataforma desde la que se puede ver y experimentar más claramente la gracia y el poder de Dios. ¿Podemos también nosotros decir con él «cuando soy débil, entonces soy fuerte»? 2Corintios 12:7-10.

CONSOLADOS PARA CONSOLAR

El sufrimiento es una realidad que todos vamos a experimentar antes o después, en mayor o menos medida. Pero no todos sufrimos de manera correcta. Creemos que Dios es soberano y tiene control de todo lo que nos ocurre, incluidas las pruebas, las dificultades, los sufrimientos y cualquier tipo de calamidad. También creemos que a los que son llamados, todas las cosas nos ayudan para bien. Hoy analizaremos en más profundidad cuál es el sentido del sufrimiento y cómo el consuelo que recibimos de parte de Dios tiene propósitos que van más allá de lo que entendemos o comprendemos a primera vista. 2 Corintios 1:3-11.

UNA FE PROBADA

Estamos viviendo un tiempo muy especial, un momento crítico que no puede dejarnos a ninguno indiferentes. Dios está sacudiendo al mundo que le ha dado la espalda, que le ha provocado con su actitud rebelde y/o indiferente hacia Él. El Señor está quebrantando nuestra arrogancia al mostrarnos nuestra fragilidad. Esta pandemia es un grito de Dios a las personas de toda raza, de toda lengua, de toda cultura y nación para que se vuelvan a Él, quien es amplio en perdonar. Pero esta sacudida, no va dirigida solo al mundo que está separado de Dios, también va dirigida a la Iglesia, al pueblo de Dios. Haríamos bien en estar atentos a la voz divina en este tiempo de confinamiento. El Señor quiere tratar con cada uno de nosotros. Santiago 1:2-3.

CONOZCAN LAS NACIONES QUE NO SON SINO HOMBRES

La pandemia mundial que estamos viviendo por el Covid-19 nos trae de vuelta a la realidad de nuestra fragilidad como seres humanos finitos. La soberbia de la humanidad en el siglo XXI ha sido fuertemente golpeada por un pequeño agente invisible que está haciendo que muchos caigan de su vanagloria. No somos tan grandes, tan fuertes, ni tan sabios como muchas veces nos creemos. Nos hacía falta un baño de humildad. Salmo 9:19-20.

UN SALMO EN LA EPIDEMIA

Enfrentamos un tiempo de zozobra y temor a nivel mundial por la pandemia del COVID-19, pero cada hijo de Dios tiene confianza también en estos momentos de dificultad. Nuestro Dios sigue estando en su trono y controla cada detalle de nuestras vidas. Este es un pensamiento que llena nuestros corazones de seguridad y esperanza en momentos oscuros como los que vivimos hoy. Digamos con el salmista «Confiaré, porque Él ha conocido mi nombre.» Salmo 91:1-2.