UNA ORACIÓN POR AVIVAMIENTO

El profeta Isaías hace, en el pasaje que hoy abordamos, una honesta, sincera y transparente confesión de pecado. Isaías reconoce que Israel está en ruinas y no es culpa de Dios. Él es bueno, salió en ayuda de los que le tenían en cuenta. Si hoy el pueblo sufre, no es por culpa de Dios, porque Él bendice a los que le buscan, Él bendice a los que andan delante de Él. Dios quiere bendecir, hacer proezas. Si Jerusalén está en ruinas es porque el pueblo no se ha acordado de Dios, porque no se han alegrado en sus misericordias. Si hoy estamos con un corazón reseco no es culpa de Dios sino nuestra. Por eso la actitud correcta delante de Dios es reconocer clara, abierta y sinceramente nuestra falta de celo, nuestra frialdad y apatía. Si así lo hacemos pronto comprobaremos que Dios atiende al humilde. Isaías 64:4-7.

ENTREGA

Toda la enseñanza del apóstol Pablo en los primeros once capítulos de la carta a los romanos llegan en el capítulo doce a una consecuencia lógica. El razonamiento de Pablo es claro y contundente. Una auténtica fe cristiana produce un verdadero y perdurable fruto. Aquí se vincula toda la doctrina expuesta en los primeros once capítulos con su consecuencia práctica. Al igual que Dios se nos entregó en Jesús para nuestro beneficio y salvación, igualmente nosotros debemos entregarnos a Dios en sacrificio vivo cada día. Romanos 12:1-2.

LEVANTÉMONOS Y EDIFIQUEMOS

¿Estamos trabajando para el avance del Reino de Dios en nuestra vida y en nuestro medio? Nehemías dice que cuando supo la situación en la que estaba viviendo su pueblo se sentó, lloró, ayunó y oró confesando el pecado de su pueblo y haciéndolo suyo. Nehemías no le echa la culpa a otros, ni a las circunstancias difíciles que estaban viviendo como pueblo sometido por una gran potencia. Él sabe que Dios es bueno y es justo, y por lo tanto, lo que están viviendo es solo el fruto amargo de lo que ellos mismos han sembrado. Nosotros también podemos hacer como hacía el pueblo, cerrar los ojos a la realidad y acostumbrarnos a vivir entre escombros. Pero el ejemplo de Nehemías nos debería impulsar a tomar la iniciativa y comenzar a reedificar todo aquello que esté derribado en nuestras vidas, por su puesto, con la guía y dirección del Espíritu Santo. Nehemías 2:17-20.

LA CARRERA DE LA FE

Esta carta fue dirigida a hermanos judíos que había abrazado la fe, y al hacer esto la vida se les complicó. Comenzaron a sufrir rechazo y persecución. Ante esto, algunos estaban siendo tentados a volver a su antigua vida en el judaísmo y abandonar la fe de Cristo. El escrito les exhorta a que se ubiquen. Cristo es superior a todo, lo que Él ha ganado para su pueblo es mayor. Los anima a mirar más allá, la vida cristiana va de la eternidad no de un rato. Hoy, en nuestro contexto, no estamos siendo perseguidos, podemos sufrir el rechazo y la burla de los demás, pero poco más. Pero sí somos tentados fuertemente, el enemigo quiere distraernos para que vivamos una vida cristiana superficial, sin complicarnos. Así, vamos cediendo a sus mentiras y sufrimos las consecuencias.
Hebreos 12:1-3

FORTALEZA

Una de las virtudes que se requiere para vivir la hora presente es vigor, fortaleza del alma. Somos parte de una generación débil, blanda, acomodaticia, suave, un tanto mimada. Pero más concretamente somos parte de una cristiandad aburguesada, acomodada en la que no es común ver a alguien clamando, llorando y suspirando por las cumbres espirituales. En nuestro texto David dice que Dios lo fortaleció con vigor en su ser interior. Si tuvo que ser fortalecido es porque estaba débil. Su llamado era alto, pero su espíritu estaba vulnerable. No le faltaba conocimiento, sino ímpetu, fuerzas para ser santo. Hay así muchos en medio del pueblo de Dios. Personas que saben que hay una vida eterna, que es verdad, que hay un Dios que es amor y que nos invita, que Jesucristo basta, pero no terminan de lanzarse allí, se imaginan ascendiendo a nuevas cumbres en su relación con Dios pero les da pereza, desisten, les asusta la cuesta.
Salmo 138:3

LAS PARÁBOLAS Y EL MISTERIO DEL REINO 6 | Fe en la tierra

En esta ocasión el énfasis de la parábola que analizamos es la necesidad de una fe militante, combativa, que se manifiesta en una oración constante y tenaz, que persevera hasta que la Estrella resplandeciente de la mañana sale. En esta parábola vamos a ver cuatro similitudes y cuatro contrastes entre la viuda y la Iglesia a la que representa. Lucas 18:1-3.

LAS PARÁBOLAS Y EL MISTERIO DEL REINO 5 | Imprudencia fatal

Jesús destaca en esta parábola uno de los rasgos distintivos del Reino de los cielos: la vigilancia espiritual. Desde que nuestros padres, Adán y Eva, pecaron vivimos en la noche oscura, y el creyente es un centinela que espera al alba. “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.” En este versículo hay dos verdades fundamentales y un mandamiento que debemos cumplir. Descubre hoy con nosotros cuáles son y cómo debemos aplicarlas en nuestro diario caminar. Mateo 25:1-13

CELO Y FERVOR EN EL SERVICIO

Estamos en una sociedad decadente que vive rodeada de ocio y diversión por todas partes, y que sin embargo consume grandes cantidades de ansiolíticos, alcohol y otras drogas para evadirse del hastío que siente hasta llegar al próximo “chute” de esta diversión vana que no llena los vacíos del alma humana. Precisamente el ocio fue la marca distintiva de las sociedades que decayeron en la antigüedad para nunca más levantarse, pero parece que no hemos aprendido la lección y volvemos a caer en el mismo error del pasado. Las vidas sin límites que pretenden aliviar el estrés y la ansiedad actuales portan la marca de la superficialidad y de la excesiva indulgencia que no permiten que una sociedad avance de manera sana. Sin embargo, la Palabra de Dios nos señala un camino mejor a la realización basada en una verdadera y auténtica felicidad y descanso. Romanos 12:11-13.