COMPLETAD MI GOZO

El apóstol Pablo escribe esta carta a los hermanos de la iglesia en Filipos desde la cárcel en Roma. Esta carta es conocida como «la carta del gozo», precisamente un gozo que no depende de las circunstancias que Pablo estaba experimentando en ese momento, porque él está cimentado en una realidad espiritual que domina toda su vida. Pablo se sabía a salvo en Cristo, algo que no cambia a pesar de los vaivenes de nuestro corazón inconstante. Su argumento aquí es que si hay alguna consolación en Cristo, eso nos debe conducir inexorablemente a vivir como es digno del Evangelio. Filipenses 2:1-11.

¿HASTA CUÁNDO?

¿Le has preguntado alguna vez al Señor «hasta cuándo»? Esta pregunta puede salir de un corazón resentido y amargado, pero también lo puede hacer de uno que está confiando en Dios pero que desfallece por momentos. Esta fue la experiencia del rey David en el salmo que hoy analizamos. Y también fue la experiencia de muchos otros hombres de Dios  que vivieron momentos de tristeza, dolor y zozobra. Curiosamente un tercio de los salmos son lamentos y sin embargo en ellos millones de creyentes a lo largo de miles de años han encontrado alivio y nuevas fuerzas. Hoy descubriremos con David como pasar del llanto al canto. Salmo 13:1-6.

LA ORACIÓN MÁS SUBLIME 7

Concluimos hoy esta serie basada en la oración sacerdotal de Jesús en favor de su pueblo. Las personas fuimos diseñadas para el placer y la felicidad, pero parece que estos son bastante esquivos. En lo más profundo de cada ser humano existe un ansia de significado y de plenitud que siempre nos hace sentir insatisfechos. Pero, ¿existe la felicidad completa? Y si existe, ¿podremos alguna vez alcanzarla? Hoy analizamos la última petición que hace Jesús en su oración. Petición que encierra un profundo y transformador mensaje para cada uno de nosotros. Juan 17:24

PAZ A VOSOTROS

Tras el juicio amañado contra Jesús y su posterior ejecución en la cruz romana, el cuerpo del Señor fue puesto en una tumba nueva propiedad de José de Arimatea. Con Jesús murieron las esperanzas de sus discípulos que corrieron asustados a esconderse por miedo a los judíos. Vinieron los días de luto y llanto para todos aquellos que lo amaban. El sentido de frustración y derrota era el pan de cada día para todos ellos. Pero unos días después, mientras estaban reunidos con la puerta cerrada, Jesús apareció en medio de ellos y les dijo: “Paz a vosotros”. En cuestión de segundos la tristeza y la frustración desaparecieron dando paso a un gozo indestructible. Lucas 24:36-49.

SUFRIDOS EN LA TRIBULACIÓN

Las dificultades y los sufrimientos son algo intrínsecamente ligado a la vida misma. En el caso de la fe cristiana esto es una realidad aun más propia. Jesús mismo afirmó: «en el mundo tendréis aflicción», por tanto no debemos extrañarnos de las pruebas, vicisitudes o adversidades que enfrentamos a lo largo de la vida. Pero lo primordial es comprender que existe un propósito de bien en todas estas dificultades. Hay en la Palabra de Dios una cadena de joyas que hoy vamos a analizar en el pasaje de estudiamos en esta ocasión. Romanos 12:11-13.

GOZAOS EN LA ESPERANZA

Los tiempos difíciles que estamos viviendo pueden conducirnos fácilmente a la desesperanza, a la angustia y hasta a la depresión. Por eso es importante tener nuestros pensamientos en el lugar correcto recordando, aprendiendo, incluso memorizando la Palabra de Dios que nos afirma en lo que es permanente, en lo duradero, en lo real, en lo eterno. La esperanza cristiana no tiene nada que ver con la esperanza que nos ofrece el mundo cambiante. Se podría incluso afirmar que son antagónicas. Una está basada en circunstancias pasajeras y cambiantes, mientras que la otra está afirmada en lo que es permanente, duradero, genuino, eterno. Romanos 12:11-13; 5:1-2.

GOZO PLENO

Jesús es el hombre del gozo, del gozo pleno y completo que serena el alma. El gozo es al alma, como el placer es al cuerpo. Y ese gozo transformador solo puede alcanzarse mediante una experiencia real y personal con el Jesús vivo. En Juan 15 Jesús nos da la clave y este es el pasaje en el que hoy nos adentramos. Abre tu corazón de par en par a la luz de la revelación que hoy recibimos con esta palabra. Juan 15:9-13.