JESÚS, EL DESEADO DE LAS NACIONES

En el pasaje de la epístola a los filipenses que estudiamos hoy, podemos encontrar nuestra identidad como pueblo de Dios. Pablo nos hace dos llamados al principio del mismo: gozaos y guardaos. Desgraciadamente en el mundo globalizado en el que vivimos es muy fácil caer en manos de «malos obreros» o gente que enseña doctrinas totalmente apartadas de la pureza del Evangelio original. Dios, por boca del «apóstol a los gentiles» nos zarandea cariñosamente para recordarnos la importancia de permanecer en el único y verdadero Evangelio entregado por Jesús mismo a sus apóstoles. Filipenses 3:1-14.

JESÚS, NUESTRO DESCANSO

Estamos rodeados de personas cansadas y cargadas por muchas situaciones: enfermedades, remordimientos, pérdidas, depresiones, ansiedad, angustia por lo que nos traerá el mañana y cosas semejantes. Pero en el pasaje que hoy estudiaremos Jesús nos hace una revelación. Lo que en realidad nos carga no son las circunstancias difíciles que vivimos, sino la lejanía de Dios. Por eso Él hace una invitación universal «Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar». ¿Es posible un auténtico descanso, una verdadera paz a pesar de los problemas que nos rodean y nos acosan? Mateo 11:28-30.

JESÚS DE NAZARET: LA MISIÓN DEL MESÍAS

Con toda seguridad el mensaje central de toda la Biblia es la salvación que Dios ha provisto para nosotros, pecadores, a través del sacrificio de Jesús, el Mesías anunciado por los profetas. Lucas nos lleva al momento exacto en que Jesús estuvo en el pueblo donde se crió y anunció que la profecía de Isaías se había cumplido. En su lectura en la sinagoga aquel sábado Jesús, usando el capítulo 61 de Isaías, les anuncia a sus familiares, conocidos y vecinos que en Él se había cumplido esa profecía anunciada cientos de años antes por los profetas. En los primeros versículos de esta profecía se encuentra el corazón del mensaje anunciado por Jesús. Lucas 4:16-21.