EL TESTIMONIO DE JUAN EL BAUTISTA

En el mensaje anterior estuvimos considerando el carácter de Juan el Bautista, de manera que concluimos que fue un gran hombre, desde la perspectiva de Dios. Hoy nos centraremos en el mensaje y el testimonio que Juan dio acerca de Jesús de Nazaret. Las verdades que encierran lo que Juan anunció sobre Jesús son imprescindibles para la fe cristiana. Juan proclamó que el que venía tras él nos bautizaría con el Espíritu Santo, que era el Hijo de Dios y que también era el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Juan nos informa que aunque él no conocía quién era el Mesías, sí había recibido de Dios unas señales que nos mostrarían de manera inequívoca quien era aquel a quien la humanidad estaba esperando desde la caída en Edén. Juan 1:1-37.

LA CLAVE DEL CORAZÓN RENDIDO

La experiencia cristiana es como una lámina tridimensional. Te asomas a ellas y ves algo que pensabas que no estaba pero está. Si te acercas de manera ocasional y miras, ves el ancho y el largo pero no ves la profundidad. Pero si te acercas con algo más de pausa y te detienes, llega un momento en que lo ves y aparece la emoción, el asombro. En la vida cristiana pasa eso mismo. En nuestro texto Jesús está enseñando y los líderes religiosos reconocen que es un hombre de letras a pesar de no haber estudiado. Jesús dice que cuando Él habla no es un mero discurso religioso sino que su mensaje viene del Padre, su mensaje es tridimensional, Él trae realidades celestiales, les trae a Dios, es Dios presente, sus palabras son espíritu y son vida, traen esperanza, rompen cadenas, desatan una fiesta interior en el ser humano, inspiran cánticos en la noche. Juan 7:14-17.

SABER ESTAR

En este pasaje de las Escrituras el apóstol Pablo nos deja entrever tres deseos para saber estar en sintonía con Dios dondequiera que nos encontremos. Sea cual sea la situación que estemos viviendo porque el Evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Pablo desea ardientemente visitar a los hermanos en Roma para enriquecerlos en la fe y a la vez, para ser él también enriquecido por la fe de ellos. El anhelo de Pablo, y el nuestro también debería ser, es el presentar a Dios unas manos llenas de fruto para su gloria.
Romanos 1:8-13

LAS COSAS DE ARRIBA

En este pasaje Pablo está animando a los Colosenses, y a nosotros de paso, a que pongamos nuestra mirada en lo celestial, en lo que perdura, en lo que merece la pena, en lo eterno. Y el apóstol de los gentiles nos habla de varias verdades profundas y fundamentales de la fe cristiana. Son hechos muy relevantes que todo hijo de Dios debería conocer y encarnar, pues son la clave para una vida espiritual fructífera y que da gloria a Dios y gozo a nuestras almas. Así que escucha con atención, toma nota y haz tuyas estas verdades hasta que las experimentes cada día en tu caminar con Jesús.
Colosenses 3:1-4

EVIDENCIAS DE UNA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU SANTO

«Una alabanza desprovista de emoción es incompleta.» Esta es una afirmación valiente y arriesgada, pero tiene su debida explicación en el mensaje de hoy. La vida llena del Espíritu tiene indefectiblemente unas evidencias que la acompañan de manera natural. De esta manera, una vida cristiana desprovista de una genuina alabanza es una contradicción. Fue Jesús mismo quien afirmó que el árbol se conoce por su fruto. La alabanza es inherente a la vida llena del Espíritu. Efesios 5:18-20.

DEJAOS LLENAR

La vida cristiana solo puede vivirse en el Espíritu. Pablo hace un contraste en el pasaje que hoy consideramos entre la vida en la carne y la vida en el Espíritu. Hay un llamado negativo en cuanto a lo que no debemos hacer. Pero lo que enfatiza el texto es el llamado positivo que viene a continuación del anterior. Es un llamado a ser llenos del Espíritu Santo. Pero, ¿qué es ser lleno del Espíritu Santo? ¿Se trata acaso de alguna experiencia de tipo místico? ¿Cómo se hace esto de ser llenos del Espíritu? Efesios 5:15-21.