PARA MÍ EL VIVIR ES CRISTO 1

El apóstol Pablo está preso por causa de Cristo y el Evangelio cuando escribe su carta a los Filipenses. A pesar de tan triste estado, Pablo está lleno de gozo al comprobar que el Evangelio está siendo compartido y llegando a muchos, incluso a la guardia pretoriana. Él ha experimentado que Jesús es su gran tesoro y eso, ni la cárcel, ni los azotes, ni la enfermedad, ni ninguna otra desgracia se lo pueden arrebatar. ¿Y tú, qué es lo que te ilusiona? ¿Qué es lo que le da sentido a tu vida? ¿Te has parado alguna vez a considerar seriamente qué es lo que te motiva a vivir? ¿Dónde está tu vida, dónde tu mayor tesoro? Filipenses 1:12-26.

SÍGUEME

Este es el quinto mensaje de la serie «Vida en su Nombre» basado en el Evangelio de Juan. Hoy el Señor le pregunta a algunos de sus discípulos, «¿qué buscáis?» y también nos lo pregunta a cada uno de nosotros. En el texto de hoy veremos que Jesús nos recibe, nos transforma, nos exige y a la vez se nos da durante todo este proceso. Juan 1:35-51.

¡ÁNIMO! CONSTRUYES MÁS DE LO QUE CREES

El profeta Hageo nos hace un llamado a meditar, a reflexionar, a analizar nuestro corazón y nuestras prioridades delante de Dios. Hoy la Iglesia, al igual que antaño el pueblo de Dios tras el regreso del cautiverio en Babilonia, vive atareada con muchas labores y con muchas distracciones. La familia, el trabajo, la salud, el tiempo de ocio y muchas otras tareas nos distraen y captan nuestra atención desviándola de lo más importante. Así es fácil caer en el desánimo cuando miramos el fruto de nuestro esfuerzo en favor de la obra del Señor. Hoy el Señor nos dice, ¡ánimo! Todo trabajo hecho para el Señor tiene fruto y tendrá su recompensa. Hageo 2:1-9.

JESÚS, NUESTRO DESCANSO

Estamos rodeados de personas cansadas y cargadas por muchas situaciones: enfermedades, remordimientos, pérdidas, depresiones, ansiedad, angustia por lo que nos traerá el mañana y cosas semejantes. Pero en el pasaje que hoy estudiaremos Jesús nos hace una revelación. Lo que en realidad nos carga no son las circunstancias difíciles que vivimos, sino la lejanía de Dios. Por eso Él hace una invitación universal «Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar». ¿Es posible un auténtico descanso, una verdadera paz a pesar de los problemas que nos rodean y nos acosan? Mateo 11:28-30.

HICE PACTO CON MIS OJOS

Tras las acusaciones que le hacen sus amigos de falta de integridad y de haber pecado en oculto, Job defiende su inocencia en este capítulo 31. Para quienes nos conocemos bastante bien por el paso de los años, es muy evidente que la lujuria y la inmoralidad sexual comienzan por la vista. Por eso el mundo de la publicidad se esfuerza constantemente en mostrarnos cuerpos jóvenes y atractivos para vendernos sus productos. La sensualidad de nuestra carne nos conduce a la desobediencia, y esta a alejarnos de nuestro Hacedor. Este pasaje de la Escritura contiene valiosísimos consejos para vivir con limpia conciencia delante de Dios. Job 31:1-4.

CONFÍA Y OBEDECE

El pasaje que hoy analizamos se encuadra en el momento en que el pueblo de Dios llega a la frontera de Canaán dos años después de haber salido milagrosamente de Egipto. Dios había hecho una promesa a sus antepasados de que les daría aquella tierra, una tierra buena y abundante, pero que ahora se encuentra habitada por otros pueblos. Dios se la da, pero ellos deben pelear para tomarla. Parece una contradicción, como muchas otras paradojas que aparecen en la Palabra Santa. Pero Dios no se equivoca, ni hace las cosas a medias, ni ha errado en los cálculos. Dios tiene el control de la situación y le dice a su pueblo, igual que nos dice a nosotros hoy: confía y obedece. Si lo haces verás y disfrutarás la bendición de Dios. Números 13:1-14:31.

SIETE FRASES DE JESÚS EN LA CRUZ

Dicen que las últimas palabras de un moribundo son siempre trascendentales, y las del Hijo de Dios, por supuesto que lo fueron y por eso quedaron registradas en las Sagradas Escrituras. La manera como murió Jesús nos enseña cómo hemos de vivir la vida cristiana. Cada una de estas frases contiene una importante enseñanza para cada hijo de Dios, que nos muestran cómo pasar del reino del «yo» al Reino de Dios. Lucas 23 y Juan 19.

BOGA MAR ADENTRO

Este es uno de los pasajes y de los milagros más conocidos de los que Jesús realizó. Aunque breve, es un relato muy rico en enseñanzas acerca del poder de Jesús y acerca de su amor y cuidado por los suyos. Pero hoy nos acercamos a este hecho con una mirada distinta. Descubriremos que el Señor tiene retos para nosotros que nos llenarán de asombro y nos habrán crecer espiritualmente si es que estamos dispuestos a obedecer sus mandamientos. ¿Nos acompañas?  Lucas 5:1-11.

RECUPERANDO LO PERDIDO

Cuando apartamos nuestra mirada del Señor y comenzamos a intentar dirigir nuestras vidas con la «sabiduría del mundo», es muy habitual que acudamos a refugios que no nos pueden proteger. Esto fue lo que vivió David en el pasaje que hoy examinamos. El rey Saúl lo buscaba para matarlo y él dejó que un temor anidara en su corazón. David llevaba años huyendo de Saúl y pensó que más tarde o más temprano el rey acabaría matándolo. Así decidió exiliarse y se fue a vivir con los filisteos, los enemigos del pueblo de Dios. La experiencia que él y sus seiscientos hombres vivieron fue una de las más amargas de su vida. Nosotros también, caemos a menudo en este error que nos conduce a indecibles sufrimientos y angustias. ¿Habrá alguna manera de recuperar lo que hemos perdido? 1 Samuel 30:1-31.

UNA ORACIÓN POR AVIVAMIENTO

El profeta Isaías hace, en el pasaje que hoy abordamos, una honesta, sincera y transparente confesión de pecado. Isaías reconoce que Israel está en ruinas y no es culpa de Dios. Él es bueno, salió en ayuda de los que le tenían en cuenta. Si hoy el pueblo sufre, no es por culpa de Dios, porque Él bendice a los que le buscan, Él bendice a los que andan delante de Él. Dios quiere bendecir, hacer proezas. Si Jerusalén está en ruinas es porque el pueblo no se ha acordado de Dios, porque no se han alegrado en sus misericordias. Si hoy estamos con un corazón reseco no es culpa de Dios sino nuestra. Por eso la actitud correcta delante de Dios es reconocer clara, abierta y sinceramente nuestra falta de celo, nuestra frialdad y apatía. Si así lo hacemos pronto comprobaremos que Dios atiende al humilde. Isaías 64:4-7.