GLORÍATE EN EL SEÑOR

Las genealogías con esas partes de la Escritura en las que habitualmente no pasamos demasiado tiempo cuando leemos la Biblia. Sin embargo, están en la Palabra de Dios por alguna razón de importancia. Hoy nos fijamos en solo dos versículos de una pequeña genealogía que ni siquiera es exhaustiva. De hecho Moisés omite varias personas y se centra en lo que es relevante. El autor bíblico va al grano. ¿Por qué es importante Arfaxad? Dios lo eligió para ser uno de los antepasados del Mesías. ¿Por qué? Génesis 11:10-11.

DIOS VOTÓ POR TI

¿En base a qué nos eligió Dios? ¿Cuáles fueron los motivos para tal elección? ¿Qué fue lo que movió la misericordia de Dios hacia nosotros? La Palabra de Dios declara de manera insistente que no fuimos nosotros los que elegimos a Dios, sino que fue Él quien nos eligió a nosotros. Efesios 1:1-11.

LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS

La vida cristiana es difícil. Tristemente está llena de incongruencias, hipocresías y desilusiones. Algunos que un día estuvieron con nosotros alabando y sirviendo a Dios, de repente abandonan la fe. ¿Por qué? ¿Podrán ser el pecado y la maldad tan fuertes como para resistir el poder del Evangelio? ¿Será que el mundo tiene el poder para arrastrarnos fuera de la gracia de Dios y arrojarnos a las garras del pecado? ¿Podemos perder la salvación si dejamos de esforzarnos y crecer en obediencia? Hoy abordaremos estas y otras cuestiones similares. 1 Pedro 1:3-5.

LA EXPIACIÓN PARTICULAR

Vale la pena definir y defender la doctrina de la expiación particular porque llega al corazón mismo del Evangelio. ¿Cristo murió para que los pecadores vinieran a Él o Cristo murió por los pecadores? La obra de Cristo en la cruz, ¿hizo posible que los pecadores vinieran a Dios? ¿O la obra de Cristo en la cruz en efecto reconcilió a los pecadores con Dios? ¿La muerte de Jesucristo hace que nuestra salvación sea posible, o en realidad nos salva? Romanos 8:28-32.

ELECCIÓN INCONDICIONAL

«Creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.» Esta es una verdad profunda, que transforma para siempre nuestra concepción de la fe cristiana. Siendo esta una verdad gloriosa, sin embargo es difícil de recibir porque humilla nuestro ego que es duro y desobediente por naturaleza. Pero el apóstol Pablo defendió esta doctrina de manera ardiente y clara y el mismo Señor Jesucristo habló de ella en bastantes ocasiones. Hechos 13:44-48.